Eugenio Diaz Peris, 80 años de un empresario y político exitoso

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Desde los dos años puedo desempolvar de mi memoria recuerdos que me ligan a España, como su música, sus artistas, su influencia social y gastronómica en Barranquilla, por lo que me va a resultar muy amena y entretenida hacer una crónica sobre Eugenio Díaz Peris.

En 1957 mi madre colocaba en el tocadiscos Philips de la casa los chotis y cuplés de Sarita Montiel: El relicario, Ven y ven, Fumando espero, La violetera, la Chica del 17, La Madelón, Nena y Balance balance, entre tantas. Obviamente, mis padres vieron la películas El último cuplé y La violetera.

Sara Montiel (1928-2013).

Estudié segundo y tercero elemental en el Colegio Infantil de San José al cuidado de monjas españolas y paisas. A una religiosa de la tierra de la paella la sacaba de quicio y me blandía un cinturón negro brillante: “Ay Rueda, te voy a dar una zurra”.

En primaria recuerdo a un niño de origen canario, Luis Piqueres de Miguel, zurdo, bajito, pecoso, de piernas gambadas. Vivía en la calle 84 al lado de La Torcoroma. Un noviembre antes de marcharnos felices a vacaciones de fin de año, Piqueres cantó: “Arriba las vacaciones/abajo el estudiar/los libros por los rincones y nosotros a jugar”. La tonadilla aún me la sé.

De mi paso por el colegio me acuerdo de tres religiosos de origen español. En 1968 el Prefecto León Merino, a quien todos le teníamos pánico por su carácter de hierro, y dos vascos: el hermano Aguirre que atendía el conmutador y abría la cantonera de la entrada, y el ecónomo, Ramón Sagastume “Moncho”.

Ramón Sagastume, el ecónomo vasco del Colegio San José.

Con Luis Luque Narváez, terminé bachillerato en 1971 y hemos mantenido una amistad  que ha perdurado más de cinco décadas. Lucho es de madre malagueña y abuelos españoles, y su padre, aunque nació en Barranquilla, también era de ancestro ibérico.

Encuentro casual con Luis Luque en Miami.

Nuestro profesor de francés era un español, Francisco Rodrigo, vivía en la calle 68 con Olaya Herrera (Boston), y cuando le volábamos el genio nos decía: “Ustedes son unas acémilas” (mula o macho de carga). En el Anuario de 1971 Paco le dedicó a los Promoción que dejaba las aulas el hermoso escrito: “IUVENIS IMBERBIS…¿QUO VADIS? (Jóvenes imberbes ¿a dónde van?

Francisco Rodrigo, Paco.

Siendo aún niños, vimos en el teatro Colón las películas de Joselito (El niño y el toro); de Marisol (Marisol rumbo a Río) y de Rocío Durcal, el amor platónico de muchos adolescentes (Más bonita que ninguna).

Mi padre me dijo que las compañías españolas de zarzuela al pisar Colombia, debutaban por Barranquilla en el Teatro Apolo (hasta 1946 cuando fue demolido). Después, seguían hacia el interior del país.

El teatro Apolo (1930-1946)

No he olvidado una parte de la letra ni la música del pasodoble ‘El beso’, con Los Churumbeles de España, cantando Juan Legido. En la casa estaba el disco y lo escuché muchas veces en mi primera infancia:

“La española cuando besa, olé/es que besa de verdad, olé/ y a ninguna le interesa, olé/besar con frivolidad/el beso, el beso, el beso en España/lo lleva la hembra muy dentro del alma/le puede usted besar en la mano/o puede darle un beso de hermano/así, la besará cuando quiera/pero un beso de amor no se lo dan a cualquiera”.

Datos sueltos

Mi padre compraba en la panadería La Española (de españoles), en la 43 con 51 (20 de Julio con Bolivia), frente al Colombo Americano, y en la panadería Levante, en la Kra 44 con calle Murillo.

Entrañable, el Patio Andaluz del Hotel del Prado con sus hermosos pisos, arcadas y columnas.

Patio Andaluz del Hotel del Prado. (imagen: Barrio El Prado, un viaje hacia el pasado).

En la esquina de mi casa en la 76 con 47 estaba la Papelería Cervantes de don Ramón Cervantes (español).

Para el Mundial de Fútbol España 82 tuve mi Naranjito, la mascota oficial.

Cuando en Colombia comenzó la televisión por cable en 1994, mi canal favorito era TVE y los programas “El Gran Juego de la Oca” y “Cocina abierta” del chef Karlos Arguiñano.

Para mi gusto musical, el mejor cantante español de todos los tiempos es el valenciano Nino Bravo (1944-1973).

Me encantan dos canciones compuestas por Agustín Lara: Madrid y Granada. Y una zarzuela inolvidable la “Mazurca de Las Sombrillas”, de Luisa Fernanda, disco que también estaba en mi casa desde finales de los 50.

No me olvido del Club Unión Española, construido por el arquitecto español, Luis Molinas Malleus, inaugurada el 26 de julio de 1947 con un suntuoso baile social; luego vendida a Cajacopi en 1996 y finalmente tumbada en 2014.

La sede social de la Unión Española demolida en 2014.

Mi bebida favorita, la sangría. Se asegura que la butifarra soledeña es de origen catalán.

La madre del maestro Billo Frómeta, la señora Olimpia Pereira, era de las islas Canarias. Por eso su devoción para componer e interpretar magistralmente pasodobles, rumbas flamencas, boleros morunos y cumbias gitanas, con su orquesta la Billo´s Caracas Boys..

Grabado en 1985

Inolvidable la “Tasca la Silla Coja”, de Hernán Córdoba Morissi (en 20 de Julio con la 68 frente al Teatro San Jorge). Tal vez el único sitio en Barranquilla para las noches de bohemia que, además de comida española, tenía tablao y flamenco en vivo.

Eugenio Díaz

De Eugenio Díaz tengo que decir que conozco de su trayectoria hace más de 40 años. Entre otras cosas, por su vinculación directa a Casa Clavería desde 1965 hasta 1982, con la entrañable marca papelera fundada por su padre don Víctor Díaz Clavería.

Antiguos trabajadores de Aerocóndor recuerdan que los Manuales de Aviación de la aerolínea los hacía Clavería. Todavía hay barranquilleros que tienen libros con el sello “Clavería”.

Cuando nace la empresa Triple A en 1991, como sociedad de economía mixta regida por el derecho privado, con el apoyo de doce gremios de Barranquilla y empresas del sector privado, Casa Clavería dijo presente, al lado de Monómeros, Cementos Caribe y Promigas. Su vecino de la izquierda, Heladería Americana, se estableció allí desde 1936.

La calle San Blas entre Progreso y 20 de Julio, donde quedaba Casa Clavería.

La foto anterior y viendo los modelos de los carros marca Studebaker, Eugenio la ubica entre los años 1950 y 1951. Recuerda que en 1971 el alcalde Ramón Emiliani Heilbron (hermano de Ana María, Reina del carnaval de Barranquilla 1947) ordenó desmontar todos los avisos de los almacenes del Centro, porque estaban invadiendo y contaminando es  espacio público por arriba y afectando los cables de energía eléctrica. Ciertamente, antes los avisos eran más visibles. Su padre obedeció y fijó el letrero de Clavería a la pared. Emiliani también prohibió que los vehículos pitaran en la zona comercial. Su tesorero era Gerardo Certain Encinales.

A comienzos de los 90 Eugenio Díaz fue pionero en organizar en febrero las ferias escolares.

Feria Escolar Claveria en las afueras del Romelio Martínez. (Foto: Riquett).

De allí mismo surge la industria familiar Productos El Cid, que nace en Barranquilla y luego se traslada a Cali. Esta empresa celebró los 50 años en 1988.

(Hago un paréntesis. Cuando nace Noticias Ya en 1985, obsequiamos llaveros, gorras, camisetas, tacos e imprimimos la primera papelería en El Cid. Negociamos con José Díaz Peris en sus oficinas de la Vía 40 cerca de Transportes Sánchez Polo y de la Aduana).

Eugenio participó activamente en el Nuevo liberalismo del inmolado líder, Luis Carlos Galán Sarmiento.

La familia Díaz Peris donó el parque Galán  en la parte posterior del Romelio Martínez, después intervenido por el Distrito.

Concejal de Barranquilla durante xxx períodos y urbanizador de El Santuario, conjunto residencial natural en una zona de reserva sobre la vía al mar a 20 minutos de Barranquilla, con un paisaje incomparable.

Hace pocos años mi yerno John Londoño me envió una foto por WhatsaAap con la leyenda: “Estoy con Eugenio Díaz, dice que te conoce”. Las dos familias han cultivado una bonita amistad.