Uninorte en TransatlanticLab, para repensar el legado del colonialismo en el Atlántico

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La Universidad del Norte hace parte del consorcio de 25 instituciones académicas y culturales de Europa, África, América Latina y el Caribe que, durante cuatro años, investigará de forma transdisciplinaria las huellas del colonialismo y las ideologías raciales en el espacio atlántico.

El Atlántico como laboratorio histórico y como espacio de interacciones coloniales, resistencias y memorias.

Esa es la premisa de Transatlantic Crossroads Lab (TransatlanticLab), un nuevo proyecto aprobado por la Comisión Europea a través del programa Horizon Europe – Marie Skłodowska-Curie Actions, que reunirá entre 2026 y 2029 a 25 universidades, museos y fundaciones en una red de cooperación académica sin precedentes.

Entre ellas, la Universidad del Norte fue invitada como socio oficial y participará, a través de 4 profesores investigadores de la División de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales, en los distintos ejes de trabajo, consolidando su liderazgo en el estudio del Caribe como espacio clave para comprender el mundo moderno.

El proyecto es coordinado por la investigadora Chelo Naranjo-Orovio, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (CSIC), y busca repensar críticamente la historia de la colonización, sus dispositivos de poder, y las ideologías raciales que surgieron a ambos lados del océano. “TransatlanticLab reexamina las interacciones coloniales y poscoloniales dentro del espacio transatlántico, utilizando el Atlántico como laboratorio histórico para explorar la dominación colonial y las ideologías racistas”, explica Ivonne Molinares Guerrero, profesora del Departamento de Historia y Ciencias Sociales y coordinadora del proyecto desde Uninorte.

Uno de los aportes centrales del proyecto es comprender cómo la economía de plantación en el Gran Caribe moldeó ideas de raza, opresión y poder, extendidas no solo en América, sino también en los propios territorios europeos.

“Aborda cómo se construyó la raza a través de prácticas económicas, convirtiéndose en un instrumento de opresión social arraigado en el pensamiento y el lenguaje. Más allá de los mecanismos europeos tradicionales como la esclavitud, el trabajo forzoso y el racismo, el análisis incluye su impacto en los territorios europeos”, agrega Molinares.

Fuente: Universidad del Norte