Durante sus prácticas universitarias en un colegio bilingüe de Barranquilla, Laila Zamora, licenciada en Educación Infantil de la Universidad del Norte, pudo comprobar el impacto que tiene contar con elementos adecuados para la enseñanza de las ciencias.
El contacto con robots y herramientas tecnológicas, recuerda, despertaba en los estudiantes una motivación evidente: aunque parece un juego, “están poniendo en práctica razonamiento lógico, trabajo en equipo y resolución de problemas”. “Los niños y niñas podían tener un laboratorio completo de ciencias, que incluía tecnología e ingeniería, y sin duda, ves un cambio en la forma de aprendizaje de los estudiantes”, relata.
Escenas como estas comienzan a replicarse en algunas instituciones colombianas, donde la educación STEM+ (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) se abre paso como una estrategia para vincular el aprendizaje con la vida real. Sin embargo, no todos los niños y niñas cuentan con estos espacios ni con el mismo acceso.
El más reciente informe del Observatorio de Educación del Caribe Colombiano evidencia que existe un amplio rezago en las prácticas STEM+ en el país. Entre los principales obstáculos se encuentran la falta de formación docente especializada, las brechas educativas derivadas de desigualdades materiales y sociales, y la escasa articulación entre áreas del conocimiento.
Fuente: Universidad del Norte