Ahora en Colombia, hay más arrendatarios que propietarios

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Colombia vive una transformación profunda y silenciosa en la forma como sus ciudadanos acceden a la vivienda.

Desde 2022, por primera vez en la historia reciente, el porcentaje de hogares que vive en arriendo o subarriendo ha superado a aquellos que habitan en vivienda propia, cifra que hoy deja al 40,4% de los hogares en arriendo y al 39,6% de los hogares en vivienda propia, según el DANE.

El resto accede a través de modalidades como usufructo, ocupación de hecho o propiedad colectiva.

Este cambio en el patrón de tenencia de vivienda responde a una combinación de factores coyunturales y estructurales.

Entre los primeros, destaca el difícil acceso al crédito hipotecario, con tasas de interés todavía por encima del 9%, pese a su reciente descenso sostenido.

Además, la inflación, que continúa por encima del rango meta del Banco de la República (2%-4%), ha deteriorado el poder adquisitivo de los hogares, dificultando el ahorro para una cuota inicial.

A esto se suma la reducción de subsidios a la vivienda, lo cual ha restringido las oportunidades de compra para las familias de menores ingresos.

En términos estructurales

El país experimenta una transformación en su tejido social: los hogares son cada vez más pequeños, con mayor participación de hogares unipersonales y monoparentales.

De hecho, la tasa de crecimiento de los hogares en la última década ha sido el doble que la del crecimiento poblacional, y el tamaño promedio del hogar ya se sitúa en 2,86 personas. Esta nueva configuración social demanda mayor flexibilidad y movilidad, lo que hace del arriendo una opción más viable para muchas familias.

Por regiones

Las diferencias son significativas. Departamentos como Cundinamarca, Bogotá, San Andrés y Valle del Cauca presentan tasas de arriendo cercanas o superiores al 50%.

En contraste, en regiones como Cauca, Amazonas, Chocó, Guainía, Vichada y Vaupés, el arriendo cubre menos del 16% de sus hogares.

En el Atlántico

El arriendo representa más del 30,9% de la tenencia, pero todavía una mayoría de hogares viven con la titularidad de su propiedad, representando el 45,9%, lo que revela la disparidad en la tenencia que se experimenta a lo largo y ancho del país.

Colombia lidera América Latina en esta transición. Mientras el promedio regional de hogares en arriendo es del 17,2%, en el país esta cifra se ha duplicado. Chile, el segundo país con mayor proporción, se ubica en 25,5%, y Perú apenas alcanza el 9,8%, según datos de CEPALSTAT.

“En departamentos como Atlántico todavía la vivienda propia se mantiene como la forma de tenencia predominante por encima del arrendamiento, en consideración a una oferta mucho más ajustada de vivienda al crecimiento de hogares, la capacidad de participación en la política de subsidios a la vivienda del gobierno nacional y el reciente impulso desde el ámbito local con subsidios distritales, entre otras razones”, señaló Kelina Puche, directora ejecutiva de la Lonja de Propiedad Raíz de Barranquilla.

Los desafíos siguen latentes. Se estima que en los próximos diez años se formarán 4,7 millones de nuevos hogares en Colombia, en su mayoría urbanos.

No obstante, en los últimos cinco años, las ventas de vivienda formal han cubierto solo la mitad de este crecimiento, lo que podría agravar el déficit habitacional y generar presión al alza en los precios de arriendo de no ajustarse el ritmo constructivo.

Este cambio en el patrón de tenencia de vivienda responde a una combinación de factores coyunturales y estructurales.

Entre los primeros, destaca el difícil acceso al crédito hipotecario, con tasas de interés todavía por encima del 9%, pese a su reciente descenso sostenido.

Además, la inflación, que continúa por encima del rango meta del Banco de la República (2%-4%), ha deteriorado el poder adquisitivo de los hogares, dificultando el ahorro para una cuota inicial.

A esto se suma la reducción de subsidios a la vivienda, lo cual ha restringido las oportunidades de compra para las familias de menores ingresos.

Conclusiones

En consideración a que el arriendo todavía mantiene un 60% de los contratos en la modalidad de verbales, se hace relevante avanzar en un ejercicio más formal en este tipo de tenencia, donde vemos la oportunidad como Gremio de recomendar un acompañamiento profesional en la actividad de intermediación de esta relación contractual entre arrendatarios y arrendadores, que proteja los intereses de las partes y garantice el pleno cumplimiento de la normatividad vigente.

La situación demanda una política integral de vivienda, que fortalezca la construcción de vivienda formal e incentive una mayor formalidad en la vivienda en arriendo promoviendo un acceso justo, seguro y asequible a la vivienda.

Fuente: Lonja de Barranquilla