En los 60, Barranquilla tuvo canódromo

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Collage publicado originalmente por Noches de Bohemia Arte y Cultura

Por: Jaime Rueda Domínguez

Hay muchos hechos en Barranquilla que desconocen las nuevas generaciones y cuando les hacen referencia sobre estos, lo consideran un relato fantasioso.

Esto ocurre cuando se habla del Canódromo que tuvo la capital atlanticense a mediados de los 60.

Era un lugar para carreras de galgos a las que asistían barranquilleros solventes  y apostadores.

Allí nacieron historias oscuras que están estrechamente relacionadas con los relatos de espantos que años después serían recordados como los ‘perros negros diabólicos’, que reaparecieron por los diferentes rincones de La Arenosa.

En la vía a Puerto Colombia en 1966 se inicia en Barranquilla la construcción del Canódromo, el primer y único estadio para el deporte canino o carreras de perros que recuerde la ciudad.

Era una empresa innovadora que se levantó en nueve meses en terrenos situados en la carrera 51B con calle 92, donde llegaban especies nacionales y del exterior con cuellos alargados y muy atléticos.

Las entradas costaban a 5 y 10 pesos. Los espectadores y apostadores escogían entre gradas popular o preferencial.

El Canódromo tenía un bar donde tomaban y veían correr a los animales por la pista, persiguiendo una liebre eléctrica por las baranda del escenario.

Revista Noches de Bohemia Arte y Cultura

Esta publicación recuerda que “en 1966 se inicia en Barranquilla la construcción del “Canódromo”, iniciativa de la firma Massard Dinneny.

El capital aportado por inversionistas locales, en cabeza de Vasile Sconi, dueño de una fabrica de espumas.
Posteriormente, haría sociedad con David Name Terán, propietario de una pequeña Carpintería frente a su casa en la calle 51 con 37 (barrio Lucero), para dar vida a Industrias del Caribe, recuerda el Médico Orlando Bastidas.
La obra novedosa, se levantó en terrenos sobre la antigua carretera  Barranquilla – Puerto, que pasaba por la puerta de Pradomar, el balneario donde el Hotel El Prado llevaba a sus turistas desde 1946.
Del trazado original de la vía que entregó en 1932 el gobernador del Atlántico, Juan B. Fernández Ortega, se conserva todavía el trayecto que pasa por el Lago del Cisne y el que lleva directo a la plaza porteña.
A su inauguración en 1967 asistieron autoridades civiles y municipales, comerciantes y ciudadanía en general. El Canódromo tenía graderías Preferencial y popular.
La primera, con entradas a $10 pesos por persona, y la segunda, a  5 pesos, con acceso a los servicios de bar y restaurante.
Por estar en la periferia de una ciudad en pleno crecimiento, con nuevas urbanizaciones al sur occidente, había  tres rutas de buses repartidos en puntos estratégicos de ida y regreso.
Eran los años en que las emisoras locales, al anunciar un espectáculo público, remataban las propagandas radiales con la frase: “A la salida, buses para todos los barrios|”, lo cual, obviamente, era una exageración, pero, prestaban un gran servicio, sobre todo si era a altas horas de la noche.
Salida
Ruta No. 1 = Coliseo Cubierto Humberto Perea (Carrera 54 con calle 58)
Ruta No. 2 = Mi Kiosquito (Carrera 21 con 68).
Ruta No. 3 = Estadio Municipal (Calle 72 con carrera 46)Regreso
Ruta No. 1 = Olaya – Paseo Bolívar
Ruta No. 2 = Boulevard Sur 1 (Carrera 61) Coliseo – (Calle 53) Caracas – (Carrera 44) Cuartel – Paseo Bolívar.
Ruta No. 3 = Calle 72 – Avenida Kennedy
Ruta No. 4 = Calle 72 – Mi Kiosquito (Carrera 21) – Paseo Bolívar.
La finalidad de esta pista para el deporte canino, era despertar la afición e interés de los Barranquilleros y sus alrededores, para asistir y disfrutar de espectaculares carreras de galgos, hasta ese momento desconocido en la ciudad.
Inolvidables competencias para alcanzar una liebre eléctrica, que a modo de “presa”, estaba fijada a las barandas blancas contiguas a la pista, por el costado izquierdo, que los perros debían alcanzar.
En dichas carreras se apreciaban esbeltos ejemplares caninos, flacos, de cabezas alargadas, cuello estirado, tronco, cola y patas alargadas, un animal “atlético” y veloz.
Los Canódromos en Colombia cultivaron una afición entre 1960 y 1970. Se apostaban  grandes cantidades de dinero y se traían del exterior algunos perros que luego corrían en los canódromos del país.
El Perro que se ve en el recorte de prensa, corresponde a un ejemplar de la época conocido como “Alteza”. Era uno de los 54 galgos que participaron en las 9 carreras (3 en pista de 412 metros).

Fue un evento organizado en 1968  para obras de beneficencia de las apreciadas Damas Rosadas, cuyo producido se destinaba a sostener obras benéficas y sociales.

[Fuente: Revista Noches de Bohemia, Arte y Cultura, y Al Día].