Daniel Rueda Domínguez (In memoriam)

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Ahí estamos los dos frente a la casa, cuando la 76 era totalmente residencial y tranquila.. El carrito Opel, al fondo las casas de la familia Marriaga, DíazGranados y Peñate. La calle 76 asfaltada, con bordillos bajitos y las casas con amplios antejardines y grama bien cortada.

Por: Jaime Rueda Domínguez

Danielito, siempre serás mi hermano mayor, el primogénito de la casa Rueda Domínguez.

Tantos recuerdos de aquella Barranquilla de nuestra infancia, niñez  y adolescencia en la 76.

El Club santandereano donde mi papá era socio y nos llevaba los domingos por el bulevar de Los Fundadores. Allí tocaba la orquesta de Pacho Galán.

Josefina Echeona (boyacense)  la primera aya, una señora madura que nos cuidaba. Estaba con ella el día que aprendí a caminar un Sábado de Carnaval, y rompí el corral mientras papá, mamá y tú estaban en la Batalla de Flores.

Luego, nuestras muchachas fueron, Teresita Julio y Esther Pastrana.

El doctor Atilio Marino, prestigioso médico italiano, que después se fue de la ciudad, nuestro primer pediatra, en la calle Obando con Progreso.

El Kinder Santa Helena de la seño Carmen Hernández, en la 45 con 76.  Allí conocimos los primeros amigos: Mateo Muñoz Visbal, René Peñarredonda, Jairo Velazco, Manuel Lastra, Jaime Gómez, Miguel y Janeth De Paz.

El sábado que pusiste a correr a mis papás cuando te subiste sobre el galápago del triciclo Jurime, y te fuiste de cabeza contra la vitrina del comedor. Terminaste en la Cruz Roja y mi papá te compró después unos soldaditos de plomo donde un comerciante español, en la calle de Jesús con Progreso.

¿Te acuerdas del día que nos fuimos solos para la casa, tú con 6 años y yo con 5, cruzamos la 46 y 47 y cuando timbramos a mi mamá casi le da un infarto?

Recorrimos juntos todas las tiendas del barrio: El Porvenir, La Gloria, La Cuchilla, El 3 de mayo, La Tequendama y la Santa Marta de don Moisés Díaz.

Recuerdo cuando mi mamá nos llevaba a pie al Surí Salcedo, la Bolera Colombia, la fábrica de Coca Cola en la 70, al Mediterráneo y al Mercado Abello. (Todavía no habían nacido Clarita y Marthica).

Nos fascinaba la arquitectura del Hotel Alhambra.

Marco Polo, el peluquero que iba a motilarnos a la casa.

El señor López, el  temible “puyanalga” de la Droguería Nueva York, que no pelaba cuando las gripes se nos complicaban.

La Bodeguita de don Pablo, el húngaro de la salsamentaria, Clayter, Nordil, Granja Los Cocales, Catleya, Súper Rayo, Librería Galaxia, Brandes y la Nueva York, todos en la 76.

¡Cómo nos divertíamos mientras ampliaban y pavimentaban la 76 en el 60! y mi papá tuvo que alquilar el garaje de las Molinares por varios meses, frente a la casa de los Navarro.

Muchas veces nos bañamos en el arroyo de la 76, cuando era menos caudaloso y caminábamos por las canchas de golf del Country hasta el Vivero, después el Zoológico.

La primera comunión el 21 de junio del 62. Durante una semana estuvimos semi internos con las monjas españolas del Infantil y vino de Bucaramanga tío Luis.

En el semi internado le partieron la cabeza de una pedrada a Ramiro Visbal Correa.

En esos días sonaban en las emisoras, Magia Blanca de Chucho Sanoja y La banda borracha de Los Corraleros. También, los Vallenatos de Escalona con Bovea, que ponían a todo timbal los Ribaldo.

El susto que nos llevamos aquel 22 de diciembre del 63, cuando asaltaron la Almendra Tropical y mi papá fue sometido por los delincuentes para que entregara todo el dinero de las primas que iban a pagar. Al día siguiente salió en la primera página de El Heraldo dando declaraciones.

El primer día de clases en el nuevo Colegio San José en el 64, nosotros subiendo esa loma y todavía las “Caterpillar” rebanando las montañas de caliche a la entrada.

Los acuarios y peces de Hobby, antes del Seminario.

El programa El Boletín del Carnaval, con Carlos Fernández Garay, por la vieja emisora Atlántico, que mi mamá sintonizaba de tarde en el radio Hallicrafters, que pateaba más que nevera vieja, y que arreglaba el señor Jorge Ángel.

También, cuando íbamos con mi mamá al Mercado Público de la 30, especialmente en diciembre y en Ropa El Roble nos compraban las pintas de vaquero de la época.

Allá conseguíamos de todo, hasta las hojas de bijao para hacer los pasteles. Sí, fuiste muy apegado a mi mamá

Los Matinales los domingos en el Metro y el Colón. Allí se presentó el mago Richardine en el Metro.

Y el “social doble”, los domingos en esos mismos teatros, dos películas continuas por el mismo valor y uno podía quedarse a repetirlas.

Los emocionantes paseos a Pradomar en el carro Opel, y la alegría que nos daba divisar el Muelle.

Don Abel Sánchez tocando su violín a la vuelta de la casa.

No olvido tu gran admiración por el portero ruso, Lev Yashin, “la araña negra” y los astronautas que fueron a la Luna el 20 de julio del 69: Neil Amstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins, los tres tripulantes de la misión Apolo 11.

Me parece verte cuando te asomabas por la ventana del callejón y si veías el día nublado, exclamabas: “cívico. cívico”.

Eras diferente a mi. Siempre te gustaron las botas. Amante de la carrera espacial y la aviación. Te fascinaba la medicina. El doctor Julio Martes era tu amigo.

Te interesaste mucho en el primer trasplante de corazón de humano a humano que hizo el célebre médico, Christian Barnard, en el 67.

Compartíamos nuestra devoción por el Junior y la Billo’s. Mucho más picaflor que yo. Buen arquero, con arrojo y ubicación.

Cada vez que se iba algún vecino de la cuadra, nos hacíamos amigo del celador, generalmente señores mayores, y escuchábamos sus historias. Esas viviendas vacías y en penumbra, alumbradas con velas,  tenían su encanto para nosotros.

Fuimos muchas veces al Municipal en el 66, cuando reapareció Junior y teníamos que irnos a las 10 de la mañana para conseguir un puesto en la tribuna de sombra.

¿Te acuerdas de los chilenos que vendían empanadas a $5 pesos en la 47 antes del Mediterráneo?

¡Cuántos partidos de bola ‘e trapo no jugamos en la 47, 48 y 49!, con Isaac Arango SaadHoracio Velez Fernandez, Joche DiazGranados (q.e.p.d.), Ramiro DiazGranados LLinas, Jaime Sierra, Iván Cañavera /q.e.p,d.), Julio Correa, Toñito El Cure,, Antonio Elcure S.. Lauro González y tantos más.

Tus selectos amigos del San José todavía me preguntan por ti.

Y Gaspar, el tomasino, el más famoso podador de grama del barrio, que mantenía impecable el césped con su máquina, machete y tijeras.

Recuerdo el primer buzo que nos compró mi papá en Sears. Tu bicicleta americana marca Sears, niquelada, que te regaló tío Hernando, Claudia Dominguez.

Y hablando de Sears, Jugutelandia, que empezaba el primero de diciembre cuando Papá Noel llegaba en helicóptero. Ir a Sears implicaba comprar en Súper Rayo. No existía ninguna Olímpica.

Te llenabas de nostalgia cuando escuchabas el jingle de Caracol al llegar diciembre.

Los primeros bailes en la casa de los Cañavera. O aquel baile en el Colegio Sicopedagógico en la 54 con 74 y cuando hacía furor El avión de Joe Bataán

Todavía me duele que no me hubieras podido acompañar al primer viaje a Bogotá en el 69.

Tu viaje a Bucaramanga en el 70 con el viejo y las fotos que tomaste dentro del avión a las montañas de Santander con la cámara Kodak.

“Por el camino verde”, cómo te gustaba esa canción.

El consomé de pollo en Piolindo de la 46, cerca de Los Almendros y de La Barra.

El conjunto musical que formábamos en Carnaval, siendo unos pelaos.

Aquel Martes de Carnaval que nos perdimos en el viejo Prado, “llorando” a Joselito, y allá fueron a rescatarnos, Ramiro DiazGranados y mi papá.

El coctel de ostras en la Ostrería Barranquilla en la 72.

Cuando nos escapábamos de clase para no perdernos la práctica del Junior los jueves, y nos levantaban: “leveros, leveros”.

El pan francés caliente de Casa Blanca Grocery.

Cuando acompañábamos a mi mamá a comprar porcelanas donde Vicky El Cure o mercancía donde la señora Emilia Abudinen.

Todos los vecinos de nuestra cuadra y del sector: Los Peñate, DíazGranados Llinás, Marriaga, Mendoza Torres, Correa, Llinás, Obregón, Donado, Ribaldo Cepeda,  Atehortúa Álvarez, Luna, las Vallejo, Ochoa, Zúñiga, Fama, Goenaga, Bedoya, Molina, Rodas, Jiménez, Vasilef, Vélez,Arango Saad, García Herreros, Sierra, Gutiérrez, Rueda Armella, Villa, Massi, Renowitzky Comas, Navarro, Serge, Mercado López, Henríquez, Cortéz, Ufre, Gómez, Vilá, Sampayo, Juliao, Molinares, Ortíz; uff, los recuerdo a todos,

Cómo olvidar cuando íbamos en grupo al Doña Maruja a ver películas de vaqueros y de Bruce Lee. Al Coliseo en la 82 y al Lido en la 44, cerca al parque Eugenio Macías.

Ya grandecitos, y por mirones, aquel Martes de Carnaval por estar cerca de la tiradera de agua y de piedra que se formaba frente al Mediterráneo y del Alahambra, pasó un camión de la Policía y pa´la guandoca hasta las 10 de la noche.

La alegría que nos daba cuando llegaba el último trimestre de clases y el boletín traía la frase mágica: ¡Felices vacaciones!

En diciembre los gusanitos colgando de los matarratones de la calle 42 con 44, cuando íbamos al laboratorio del doctor Gonzalo Huyke a sacarnos la sangre..

Asociábamos el mes de diciembre con el olor a pintura fresca, porque es una costumbre pintar la casa ese mes.

Pascual Talero, el pintor de brocha gorda, que mientras acariciaba las paredes cantaba muy bien los boleros de Roberto Ledesma.

El día que convertiste en mecedora tu cama, se partió y chapundún, pal suelo.

Estuvimos con mi papá el 11 de mayo del 86 en la inauguración del Metropolitano y vimos el partido Colombia vs Uruguay.

Y la última gran anécdota, la madrugada que me llamaron de un bar del Centro en el 79, porque mientras  ibas al baño se te volaron tus “amigos” y yo bajé en un taxi a pagar la cuenta.

Luego, la vida fue muy cruel contigo. Te robó tu salud prematuramente, hasta que no soportaste más y partiste el 20 de junio 2018.

Admiré tu estoicismo, ¿cómo hiciste para aguantar tantas décadas de sufrimiento y una vida sin deleite?

Mi mayor consuelo y esperanza, es verte de nuevo, en un mundo, sin enfermedades, sin vejez, ni maldad, ni injusticias, ni muerte, como promete la Biblia.

Sólo así disfrutarás, por fin, de la vida que realmente lo es y que te mereces con creces, mi querido Danny.

Te recordaremos siempre tus hermanos, Clara Eugenia, Marta Lucia y Jaime Rueda Domínguez. (Con Brooke Lucìa Escobar Domìnguez).