“De Colombia, me quedo con Barranquilla”: Manolo Monterrey

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Por: Jaime Rueda Domínguez

Referirse a Manolo Monterrey es “quitarse el sombrero” ante uno de los más grandes guaracheros de todos los tiempos.

Nunca terminará la sana polémica sobre quién fue mejor, si el maracucho José Rafael García Añez (Cheo García) “la voz de hierro” (como le decía el maestro Billo), “el caballo” (como aún lo llama José Luis Rodríguez), o el “Ciclón antillano” Manuel Dagoberto Alemán Monterrey.

Manolo era cubano de nacimiento y venezolano de corazón. Vio la primera luz en Las Villas (provincia de Santa Clara) el 10 de marzo de 1914.

Sus primeros pasos en la música los dio en La Habana en el programa radial “La Corte Suprema del Arte”, dirigido por Manolo Serrano, donde se iniciaron los grandes del canto y del arte isleño.

En 1936 conformó un dueto con su hermano Urbano cantando solo en fiestas familiares.

En 1939, ya en Venezuela, y a punto de estallar la Segunda Guerra Mundial, el comediante “Chaflán” lo animó a ser parte del elenco de “Las Guarecitas y su Ranchero”, iniciando una gira por la patria de Bolívar, sin imaginarse que se quedaría para siempre en la hermana nación.

SE CAMBIA EL APELLIDO

En 1941, mientras en Europa ardía la Guerra, se vincula a la orquesta de “El Mago” Luis Alfonso Larraín, quien le cambia su nombre de pila por, Manolo Monterrey, para evitar polémicas y explicaciones innecesarias por su primer apellido, Alemán.

Showman, con gran presencia en el escenario y voz potente. Musiu Lacavalerie lo bautizó “El ciclón antillano”. El mismo reconoce que parecía un trompo en los montunos.

Su carrera continuó con Rafael Minaya, Jesús “Chucho” Sanoja, La Sorocaima y Los Peniques.

En 1945 ingresó a la Billo’s Caracas Boys, destacándose por su prodigiosa voz durante 10 años en la orquesta de Billo Frómeta, grabando más de 200 temas, decenas de ellos en pastas de 78 r.p.m.

En esa década los cantantes estelares de “La Más Popular” eran, Manolo Monterrey y “el Ruiseñor o Trovador de la Radio”, Rafa Galindo.

En 1963 ingresa por primera vez a Los Melódicos, orquesta activa en el ambiente musical  desde el 15 de julio de 1958.

Allí permanece hasta 1969 cuando decide formar su propia agrupación Los Armónicos, ganando el Congo de Oro en el Festival de Orquestas del Carnaval de Barranquilla.

Tras la muerte repentina de Víctor Piñero el 5 de enero de 1975, Renato Capriles lo llama nuevamente a reforzar la delantera de su elenco, permaneciendo hasta el 28 de agosto de 1985 cuando se retiró a los 71 años.

Para despedirlo, Capriles organizó una fastuosa velada en el Club 1900 My Way, una discoteca en el Centro Ciudad Comercial Tamanaco, con asistencia de mil invitados especiales.

Algunos amigos le dijeron que por su trayectoria, su despedida debió ser en un estadio, o, por lo menos, en un escenario más grande.

SIEMPRE FUE UN SHOWMAN

Antes de que se hablara de “showman” o de coreografía, Manolo Monterrey armaba sus zafarranchos desde los años 40 con la Billo’s.

Su carisma natural le permitía disfrazarse de borracho, chino, viejo, cocinero, italiano, gago, jeque y hasta de travesti.

Fue memorable el montaje de “La picazón” rascando sobre el escenario de pies a cabeza a la sensual Verónica Rey.

En Colombia, Eliseo Herrera “el rey del trabalengua”, lo consideraba su negativo en esta difícil modalidad.

Monterrey se entregaba se lleno en todas sus presentaciones y de su largo repertorio no tenía una canción favorita en particular, “porque ese día me hubiera retirado”.

En sus mejores épocas, cuando estaba en su “yeré”,  cantaba hasta 8 canciones en un set. Durante un baile en San Cristóbal repitió 26 veces “El pompo”.

En 1941 compuso y grabó con la Billo’s Caracas Boys la guaracha “Se murió Camilo”, La musa se le prendió en el programa “A gozar muchachos”, de Majín Patos Suárez por Radio Caracas Televisión. Fue el único tema de su autoría con la Billo’s.

“Antes, para cantar la guaracha “No quiero”, me disfrazaba. Ahora, ya no lo puedo hacer porque me cayeron los años encima. Estoy calvo, con lentes y arrugao. Tengo arrugas hasta en el banco, chico. Hace poco me dijeron: Manolo, a ti te pasan los años por encima y les dije, claro, por eso estoy tan aporraeao”.

GRAN ADMIRADOR DE BILLO

Admiró a Billo toda la vida, y de quien dijo: “Billo tuvo el tacto para seleccionar sus cantantes y hacer arreglos característicos inconfundibles, con una gracia que le gustaba a su público”.

Y prosiguió: “Billo decía que las modas podían cambiar, pero los brazos pasarían siempre por las mangas para quedar bien vestidos”.

“Billo fue vivo y muy comercial en ese sentido. Siempre estuvo ahí. Cincuenta años con una sola orquesta y sin dolores de cabeza”.

PACHO GALÁN, EL MAS GRANDE

En Colombia, Manolo Monterrey admiraba a la orquesta de Los Hermanos Martelo y a Pacho Galán; y sube la voz para decir casi que deletreado: “La institución más grande y el orgullo más grande de Colombia. Pacho, grande entre los grandes. El rey del folclor colombiano”.

Manolo grabó dos temas con Pacho Galán: ‘Yo tengo un perro’, y ‘Elvia.

Renato Capriles, director-Fundador de Los Melódicos, tenía sus preferidos y su propio ranking entre los cantantes de música tropical de Venezuela:

1). Manolo Monterrey. 2): Cheo García. 3). Víctor Piñero y 4). Víctor Pérez.

“El más completo, Manolo, porque hasta el último día mantuvo su afinación y una calidad de voz que no conservaba nadie. Fue el cantante más organizado. En sus últimos años yo lo cuidaba mucho y evitaba trabajarlo demasiado, y así, nos acompañó un poquito más”, subraya Capriles.

LA MÚSICA DE AYER NUNCA PASARA DE MODA

Para Manolo, la música de antes, como los boleros y guarachas, nunca pasarán porque traen muchos recuerdos y sus letras se mantienen vigentes.

ULTIMA VEZ EN BARRANQUILLA

En 1993 vino por última vez a Barranquilla, con Cheo García, Willy Quintero, Perucho Navarro, Verónica Rey, Memo Morales y Lee Palmer,

Se presentaron en el salón Jumbo del Country Club, el Rancho Currambero y El Tanganazo. Muy emocionado tras su actuación en el Jumbo expresó:

“Yo viajé por medio mundo, cante 55 años, y jamás en mi vida me encontré un publico tan receptivo, cariñoso y que diera muestras de afecto tan desinteresadamente como el público de Barranquilla. De Colombia, me quedo con Barranquilla, y del mundo entero, el público de Barranquilla me tiene con la empalizá en el suelo”.

Y sigue abriendo su corazón rebosante de agradecimiento: “¿En qué otra parte me presentaron como señor Don Manolo Monterrey? No chico, solo en Barranquilla.

Cuando quiera ver la caballerosidad y la espontaneidad de la gente, venga a Colombia, donde el público es capaz de quitarse la ropa en señal de admiración.

Yo conozco toda Colombia, mi hermano. Desde el Golfo de Morrosquillo, donde están las playas de Tolú y Coveñas. Allí pasé un mes después de que se cayó en Sincelejo la corraleja el 20 de enero de 1980. Yo estaba allí con Los Melódicos. Canté en Barranquilla, Sincelejo, Bogotá, Cali, Medellín, Bucaramanga, Cúcuta y hasta en Buenaventura.

LO ATENDIÓ UN UROLOGO

En esa última visita a la ciudad, para no descontinuar su tratamiento de la próstata, lo atendió el médico urólogo, Rafael Tatis, adscrito a la Clínica del Seguro Social de la Vía 40 (ya desaparecida).

Consiguió la medicina que le formuló el galeno en la Farmacia Santa Cruz No. 4, de Eduardo Ribaldo Caballero, donde fue atendido por Antonio Rodríguez.

Manolo se fue de Barranquilla llevándose muchas anécdotas.

En el Country, una joven, acompañada de su madre, se le acercó y le preguntó: “¿Usted es Manolo Monterrey? Hágame el favor y me da un abrazo bien fuerte, pero apriéteme bien”.

Manolo la abrazó y permaneció así, por lo menos, un minuto. “Usted no sabe la satisfacción tan grande que he tenido por haberlo podido abrazar esta noche”, le dijo finalmente la espontánea admiradora.

También, un adolescente, le hizo la misma preguntas: “Usted es Manolo Monterey?  -y agregó-  al fin voy a morir tranquilo”.

Dos personas más lo abordaron durante el baile para expresarle: “Venimos desde Sincelejo  y Valledupar, únicamente para conocerlo personalmente porque desde hace 40 años somos admiradores tuyos”.

En cambio, recuerda Manolo, “en Caracas algunos se acercan para decirme, tú estás tan bien embalsamado que parece que estuvieras vivo”.

Esta entrevista la hicimos en vivo en Radio Mar Caribe Internacional en 1993. Y Manolo le puso término con esta frase:

“El secreto de no hacerse fastidioso consiste en saber cuándo detenerse: Manolo Monterrey. No me gusta despedirme y solo digo como el difunto Renny Ottolina, los quiero mucho, hasta luego”.

Manolo Monterrey falleció en Caracas el 25 de agosto de 1997.