Roberto Gerlein Echeverría, anécdotas sueltas

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Por: Jaime Rueda Domínguez

El nombre de Roberto Gerlein Echeverría está muy ligado a nuestros inicios como periodista.

Cuando el maestro Jota Enrique Ríos Calderón nos llamó a formar parte de la plantilla de reporteros del noticiero Radiosucesos RCN del Atlántico, cursábamos 4o. semestre de Comunicación Social en la Universidad Autónoma del Caribe.

El domingo 21 de abril de 1974 fue elegido Presidente de Colombia el candidato liberal, Alfonso López Michelsen.

Ese día debutamos al lado de tres noveles estudiantes. Luis Emilio Rada Conrado, Gilberto Marenco Better y Jorge Rivera Yandrup.

Era Gobernador del Atlántico, José Tcherassi Guzmán y Alcalde de Barranquilla el ingeniero Humberto Salcedo Collante, quien sería nombrado Ministro de Obras Públicas por el jefe del estado entrante.

Debemos precisar que no nos especializamos en reportería política; sin embargo, asistimos a numerosas ruedas de prensa principalmente durante las campañas y realizamos muchas entrevistas.

Instalación de la Asamblea del Atlántico, octubre 1 de 1974

Roberto Gerlein (nacido en Barranquilla el 18 de noviembre de 1938 y fallecido el 23 de diciembre último), al momento de ser elegido mandatario departamental se desempeñaba desde 1973 como Embajador ante las Naciones Unidas, designado por Misael Pastrana Borrero.

A todas estas, no podemos olvidar que Roberto era sobrino de Julio Gerlein Comelín (septiembre 6 de 1902 – octubre 19 de 1984) el inolvidable ex alcalde de Barranquilla en 1953; fundador de la Zona Franca en 1958 y representante de Colombia ante el Comité Olímpico Internacional, desde 1936 hasta su fallecimiento en Lausana, Suiza.

En una entrevista que le hicimos ese año en el balcón de su residencia sobre Los Fundadores, al lado de Gases del Caribe, Julito, como le gustaba que lo llamaran, nos dijo que ser miembro del COI “es un honor que cuesta”.

Don Julio costeaba de su propio peculio sus desplazamientos por el mundo en cualquier país donde sesionara el COI.

También, debemos reseñar que las casas de los hermanos Julio y Enrique Gerlein Comelín (padre de Roberto) colindaban por el patio. Hoy la mansión de los Gerlein Echeverría pertenece a Gases del Caribe.

Don Enrique iba mensualmente a la Voz de Barranquilla, donde nosotros trabajábamos, a cobrar los dividendos de sus acciones de Coltejer ya que Coltefinanciera funcionaba allí mismo.

Retornando a Roberto Gerlein, recordamos que una vez asume la Gobernación del Atlántico, nombrado por López Michelsen (no existían todavía los cargos de elección popular), encuentra al Hospital de Barranquilla sumido en una encrucijada financiera y un largo paro.

Cuando la crisis es sorteada y se reabre el viejo hospital de San Roque, dirigido por el medico urólogo Luis Abuchaibe Abuchaibe, el primer bebe que nace allí lo bautizaron Roberto Fernando, en honor a Roberto Gerlein y al Secretario de Salud Departamental.

De Gerlein aprendí que la isleta de La Loma y en particular la zona comercial de Barranquillita, fue un relleno que se hizo utilizando parte de la maquinaria empleada en la construcción del Canal de Panamá, después del 15 de agosto de 1914 cuando se entregó la vía interoceánica.

El propio ex senador decía de sí mismo que viajaba poco pero leía mucho y eso se reflejaba en su vasta cultura universal.

Muchos de sus adeptos ya hasta contradictores políticos, aseguran que dejó pasar su cuarto de hora para postularse a la presidencia de la República por la región Caribe, luego del fallido intento de Evaristo Sourdis en 1970.

Era casi que la impronta de su oratoria la frase “aspiro y espero”, lo mismo que usar verbos muy castizos como “colmatar”, para referirse a la sedimentación de los caños del mercado.

No podemos olvidar que Roberto Gerlein fue un entusiasta promotor del escritor neoyorquino, Alvin Toffler, ‘el padre de la revolución digital’, en especial de su primera gran publicación El shock del futuro (Future Shock) editada en 1970 y mencionada por el ex gobernador en el 74, para referirse a  a la gente que se siente “abrumada” por el cambio ocasionado por el futuro y sobre el modo en que nos adaptamos a dichos cambios.

 

De otra parte, estando en la Voz de la Costa donde presentamos el Noticiero Rueda La Economía entre 2002 y 2018, una noche el colega Ricardo Díaz de la Rosa, nos invitó a que lo acompañara al edificio Santa Marta al apartamento de Gerlein, en la 51B con 79, porque tenía inquietudes religiosas.

Nos recibió, pero no se movió de un cómodo sillón reclinable que delataba su evidente sobrepeso. Seguidamente, Ricardo, le dijo a qué habíamos ido, y al instante nos preguntó: “Yo quiero que me expliques qué es eso de la parousía”.

Percibimos que estaba leyendo los evangelios y se había detenido en el capítulo 24 de Mateo a meditar en el versículo 3.

Se refiere precisamente a los tres días antes de la muerte de Jesús, cuando cuatro de sus discípulos se le acercaron privadamente y le preguntaron con la mayor seriedad: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida [griego: pa·rou·sí·a], y del fin del mundo?”.

Nos prestó una Biblia, ubicamos el texto y le dimos la explicación del caso. Después fue inevitable el tema político.

La última vez que vimos en vida a Roberto Gerlein Echeverría, fue la noche del 6 de septiembre de 2015, casualmente, en la sede de la Fundación Gases del Caribe (la casa Gerlein), donde fue invitado por el narrador Marcos Pérez Quintero a la presentación del libro Entre la rubia y la morena, dedicado a su padre Marcos Pérez Quintero.

 

Jaime Rueda Domínguez