Editorial Mejoras, 80 años dando la mejor impresión

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Rafael Salcedo Vengoechea, gerencia desde hace 49 años Editorial Mejoras. Cortesía El Heraldo.

Rafael Salcedo Villarreal, soledeño, inició en 1939 Editorial Mejoras.

Bachiller del Colegio de Barranquilla para varones, fue el mejor de su promoción y muchos aseguran que de la historia del CODEBA.

En esos años el plantel al terminar bachillerato entregaba a sus estudiantes el promedio de calificaciones entre primero y sexto.

En su diploma consta que, excepto  matemáticas y gimnasia, donde sacó 4, en todas las demás asignaturas obtuvo 5.

HIJO DE SURI SALCEDO

Rafael Salcedo era hijo de Tomás Surí Salcedo, a quien la historia recuerda como un hombre de negocios y político  samario, que nació 1865 y murió en Ciudad de Panamá el en 1929.

Embajador en Londres durante el gobierno de Jose Vicente Concha (1914-1918). Pero principalmente, por ser el primer Ministro de Hacienda costeño.

Cuando tenía 17 años, muere su padre  y sus tías lo envían a estudiar tres  años a Kingston, Jamaica, business Administration o adminiatración de negocios.

CONTACTA A EZEQUIEL A. ROSADO

Al regresar a Barranquilla, dominando perfectamente el ingles, se vincula a la Sociedad de Mejoras Públicas, que presidía Ezequiel A. Rosado, quien lo nombra secretario general.

La SMP quedaba en un caserón sobre Cuartel con Caldas (Cra 44 con calle 38), donde estuvo Telecom.

Simultáneamente, es nombrado catedrático de castellano del Colegio Barranquilla.

En ese momento le propone a Ezequiel Rosado fundar la revista Mejoras, que circuló mensualmente por más de 30 años. La colección completa fue donada a la Universidad del Litoral.

La publicación se ocupaba de temas cívicos y se tiraban hasta 2.000 ejemplares por edición, en papel periódico.

Rafael Salcedo Villarreal se encargaba de buscar los avisos para financiar la revista.

Entre los anunciantes estaba la Farmacia Blanca de Salomón Bolívar, padre de doña Anita Bolívar de Consuegra, y viuda del economista Jose Consuegra Higgins, rector fundador de la Universidad Simón Bolívar.

La institución bolivariana ha sido por años uno de los grandes clientes de Mejoras.

VENDÍA PUBLICIDAD

Con la venta de publicidad pagaba la impresión de la revista en las mejores imprentas de la ciudad, que usaban las famosas máquinas manuales Chandler, después de lo cual  quedaba una utilidad.

Seguidamente, propuso la compra de una imprenta propia. Cotiza precios y le ofrecen una maquinaria usada por $1.000.

Una vez más, sus tías le tienden la mano y le prestan $500, mientras que la Sociedad de Mejoras Públicas puso el resto. Compran la Chendler y los chivaletes con los tipos sueltos.

Mientras la revista crecía, Salcedo Villarreal empezó a hacer más productiva la maquinaria imprimiendo volantes, facturas, membretes y papelería.

Ya casado y con ocho hijos, los ingresos no le alcanzaban y se vio en la necesidad de hacer crecer el negocio. Tenía la opción de comprar la parte de la Sociedad de Mejoras o vender la suya.

TERMINA LA SOCIEDAD

Don Ezequiel Rosado le dijo que que como no había plata para liquidarlo, se llevara la  imprenta en compensación por sus derechos y firmara como si hubieras recibido los $500 pesos de la SMP.

Tiempo después se lleva el negocio y construye en sociedad un edificio en Bolívar con Progreso (calle 41 con Cra 41), donde funcionó Espriellabe.

Con el abogado Marco Tulio Mendoza Amaris, padre de Eduardo Mendoza Lince, desarrollador de Playa Mendoza, nace la Sociedad Editorial Mejoras el 15 de marzo de 1939, para seguir imprimiendo la revista Mejoras.

Salcedo era el gerente y seguía imprimiendo membretes, facturas, volantes y la papelería de las más prestigiosas empresas de la ciudad.

Mendoza Amaris se cansa de la sociedad y proponer liquidar la parte correspondiente al inmueble.

Cortesía El Heraldo.

Terminan amistosamente y con su dinero compra un terreno de 3.500 M2 en la calle 58 (Bulevar Helmuth Von Krohn), con carrera 70.

Sus únicos vecinos eran la Base Naval, la planta de Pepsi Cola, Generoso Mancini  y el Parque Once de Noviembre.

Salcedo Villarreal sigue en solitario el negocio, lo diversifica  y muere en 1970 a los 58 años, dejando 8 hijos socios en partes iguales.

LA SEGUNDA GENERACIÓN

Siguiendo un consejo de su madre, ahora, Rafael Salcedo Vengoechea, el cuarto hijo y primer varón, economista de la Universidad del Atlántico, prioriza dentro de la herencia a sus siete hermanos sobrevivientes, para preservar la unidad familiar.

Cuando su padre muere, era subgerente y tenía 28 años. Fue una idea “sui generis” de su progenitora que rompe cualquier formato de protocolo de familia.

Con la segunda generación se pasa en 1971 del sistema caliente de  la tipografía, al offset.

UN INNOVADOR NOTABLE

Salcedo Vengoechea ha sido un innovador sobresaliente. Tiene dos patentes de invención otorgadas por el gobierno nacional, por su destacada innovación en el negocio editorial.

Creó un método rápido para imprimir y encuadernar  revistas o libros.

Se trata de un método simplificado de recogida de un libro, una ecuación matemática perfecta para enumerar las páginas de la futura publicación.

Se imprime en una resma de papel bond de un metro de largo por 70 centímetros de ancho.

A la resma impresa se le coloca encima otra, se gira 180 grados, se guillotina y se intercala.

El libro, matemáticamente, queda encuadernado con sus páginas ordenadas numéricamente- Y fue patentado por la Superintendencia de Industria y Comercio. Se traduce en ahorro de tiempo y eficiencia.

En otras épocas Mejoras llegó a tener más de 70 empleados y hoy funciona con 24.

SE IMPONE EL LIBRO ELECTRÓNICO

Terminando la segunda década del Siglo XXI la nómina se ha adelgazado, porque con  la nueva tecnología los libros son electrónicos, se producen y se entregan en una memoria. Ya no se necesita tanta mano de obra física

La clave del negocio es la corrección de estilo y antes de sacar en limpio una publicación se hacen, por lo menos, 4 pruebas impresas.

La empresa tiene 16 correctores externos y en este momento se están produciendo 70 libros electrónicos.

Hoy el negocio es más rentable porque se está consumiendo menos papel.

Con 79 años, una salud de hierro, yendo al gimnasio hace más de 35 años, Rafael Salcedo Vengoechea, tiene las energías y la disposición para seguir en el negocio y no piensa todavía en el retiro.

Jaime Rueda Domínguez

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hoy, Rafael Salcedo Vengoechea es el gerente de esta empresa familiar de décadas.