Con México 70, nace el primer álbum Panini

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POR: JAIME RUEDA DOMINGUEZ

En la medida en que nos acercamos al Mundial de Qatar 2022 (del 20 de noviembre al 18 de diciembre próximos) vienen a mi mente los recuerdos del primer álbum Panini que coleccionamos en Colombia.

Durante mucho tiempo, la Copa Mundo de Fútbol se definía por el país y los dos últimos números del año.

Así, nos referíamos a Suecia 58, Chile 62, Inglaterra 66, México 70, Alemania 74, Argentina 78, España 82, etc.

De tal manera que el Mundial donde el Rey Pelé ganó su tercer campeonato con Brasil y la ‘verde e amarelo’ se quedó para siempre con la Copa Jules Rimet, fue simplemente México 70, pero jamás México 1970.

De igual manera se nombraban los Juegos Olímpicos: México 68, Munich 72, Montreal 76, Moscú 80, Los Angeles 84 y Seúl 88. Se menciona la capital y no el país.

A propósito de Seúl 88, recuerdo inmediatamente la corbata de seda que me regaló en 1984, Julio Gerlein Comelín, eterno representante de Colombia ante el Comité Olímpico Internacional.

Don Julio vivía al lado de Gases del Caribe en el bulevar de Los Fundadores y le hice una entrevista en el balcón de su preciosa residencia en la Kra 54 con calle 59, en el corazón de El Prado.

Regresando a México 70, fue la primera vez que coleccionamos y llenamos el álbum de Panini. Hasta Londres 66 no hubo colecciones de este tipo y a color.

 

Otros detalles, la IX Copa Mundial de Fútbol se celebró en México, entre el 31 de mayo y el 21 de junio de 1970.

México fue el primer mundial que se vio en Colombia por televisión y en blanco y negro, al instalarse las primeras antenas parabólicas en Chocontá.

Y también, la Copa Mundo donde se usaron por primera vez las tarjetas roja y amarilla.

Pues bien, unos meses antes de la cita balompédica más importante del mundo, salió (como llamábamos en esa época) la “cartilla” Ases del IX Mundial de Fútbol.

En mi caso particular, buscábamos los “caramelos” en las tiendas cercanas a mi casa: El Porvenir, La Gloria, El 3 de mayo, Tequendama, La Cuchilla y hasta la Santa Marta de don Moisés Díaz.

Entre los amigos de la cuadra se regó la bola que en tal tienda se conseguían los más difíciles y allí íbamos a buscarlos.

Los más “trabajosos” eran los de los jugadores de la Selección Brasil, y el de Pelé nunca salía. Era la joya de la colección.
Todavía me se memoria la alineación del equipazo que dirigía Mario “el lobo” Zagallo: “el gato” Felix en el arco. Defensas, Carlos Alberto, Britto, Piazza y Everaldo. Mediocampistas: Clodoaldo y Gerson. Delanteros: Jairzinho, Pelé, Tostao y Rivelino. La ponían como un balín y se jugaba 4-2-4.
En ese equipo militaba, aunque no era titular, Paulo Cesar Lima, hijo de Marinho Rodrigues de Oliveira, entrenador de Junior 66, cuando reapareció en el torneo de la Dimayor.
En el 70 estábamos en quinto bachillerato en el Colegio San José, adolescentes en plena efervescencia y llevábamos los “caramelos” para intercambiarlos, principalmente en el recreo largo de las 10.00 de la mañana.
En el Paseo Bolívar, esquina de Avianca, estaba la carretilla de madera de Candelario, el más famoso vendedor de cocos de El Centro.
En la misma calle 34 era muy conocido el punto de venta callejero de las postales del Mundial.
Allá conseguimos el de Pelé por cinco pesos, cuando el dólar se cotizaba a 60 centavos y el salario mínimo era de $519 mensuales.
Yo sólo recuerdo que ese “caramelo”, como dice El Chavo del 8, era carisisisisímo.